La oración es el punto central de la vida con Dios. Debe estar entretejido en nuestra rutina matutina, nuestro horario semanal. Debemos hacer tiempo para la oración todos los días; incluso si tenemos que quedarnos despiertos toda la noche. Es aquí donde podemos disfrutar de la compañía del Padre.

La oración es nuestra oportunidad de interactuar con el Dios Creador y participar en su obra de traer la redención a la tierra.

Esta práctica explorará áreas de oración como la contemplación, la intercesión, el lamento, la oración sin respuesta, la oración imaginativa y la oración de escucha.

Para la mayoría de nosotros, la oración es un punto débil en nuestro aprendizaje de Jesús. Empecemos por crear un ritmo de oración diaria con el modelo que Jesús nos dejó, el Padre Nuestro.

La oración se trata de estar en relación activa con una Persona que incluye todo tipo de hábitos de comunicación. En este tipo de oración aprendemos a cómo venir delante de Jesús, no para pedirle algo, si no para acercarnos a Él y disfrutar de su amistad.

Esta forma de oración encuentra su hogar en nuestro deseo de ver a Dios cambiar radicalmente las vidas y las circunstancias que nos rodean.

Si somos honestos, la oración puede ser una experiencia frustrante cuando sentimos que no reciben respuesta.

La pregunta es: ¿Cómo podemos vivir en medio de la fe y la duda, la esperanza y la desesperación, la expectativa y la frustración?

El canto es una de las formas más íntimas de oración. La oración cantada nos cambia y mueve la mano de Dios.

Es imposible convertirnos en aprendices de Jesús sin la oración. EN esta enseñanza exploramos 6 razones de por qué la oración es tan importante.

Dios nos encuentra en todos los lugares, incluyendo la ansiedad y depresión. Y no solos nos encuentra ahí si no que nos dice que no estemos ansiosos y cómo hacerlo.